La Depresión una enfermedad silenciosa
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- Published: Wednesday, 26 September 2018 21:12
Miércoles 26 de setiembre del 2018
La Spicológa Clínica Saray González nos brinda un artículo de análisis y de experiencia en la relación Depresión - Suicidio
Tomando en cuenta la relevancia que el tema del suicidio ha tomado en los últimos días, aprovecho para compartir algunas experiencias que mi carrera profesional me ha enseñado y que podrían ser de utilidad a maestros, profesores y padres de familia.
Las personas que no pertenecen al mundo de la Psiquiatría o de la Psicología Clínica, claramente no tienen por qué conocer de “señales”, “mensajes” o “pistas” que un potencial suicida puede enviar a su entorno familiar, social o laboral.
Considero que sí es elemental (como lo está planteando el MEP) impartir la Psico-educación a maestros, profesores y padres o madres de familia mediante conferencias o talleres que promuevan conocimientos en el tema, básicamente a nivel preventivo.
Y para hablar de prevención, en lo primero que debemos enfocarnos es en la desmitificación del tema o diagnóstico de “Depresión”.
He visto tantos casos, ya fuera con los pacientes o parientes de ellos, que rotundamente no quieren aceptar que ellos mismos o su hijo, hermano, esposa, nieto o amigo padecen de Depresión, y ante tal negación, se les niega el tratamiento indicado a nivel Psicoterapéutico y-o Psiquiátrico.
Partamos del hecho real de que la Depresión es una Enfermedad como cualquier otra, pero desafortunadamente como no se puede demostrar con radiografías ni exámenes de laboratorio, para muchas personas es algo tan abstracto que optan por negarla, cerrando sus ojos a una enfermedad que como otras, nos puede llevar a la muerte y determina una muy mediocre calidad de vida.
Son muchos los pacientes que aceptan que si padecieran de Diabetes, alguna Cardiopatía o cualquier otra enfermedad física, sí aceptarían el tratamiento indicado de manera inmediata.
Y no es que la Depresión no se pueda demostrar, para eso el profesional respectivo tiene las destrezas clínicas para diagnosticarla así como el recurso de acudir a Pruebas Psicológicas para detectarla, siempre y cuando haya apertura de parte del paciente o sus allegados.
Desafortunadamente todavía existen los mitos de que la Depresión tiene que ver con locura, de que los medicamentos generan adicción, además de que muchas personas allegadas al paciente deprimido insisten en que saliendo a divertirse se va a sentir mejor, de que si consigue pareja su ánimo va a mejorar o de que yéndose de viaje va a regresar bien, de que “vos sos muy fuerte y vas a poder solo”.
Si no destruimos éstos y otros mitos, no podemos ir en la dirección correcta en un mundo en el que tenemos adultos, adolescentes y hasta niños que viven inmersos en un universo negro y que no lograrán ver los verdaderos colores que tiene la vida.
Frases como: “Si tenés todo para ser feliz”, “No seas mal agradecido con la vida” lo único que logran es culpabilizar más a la persona deprimida y aumentar su Depresión.
Todos los seres humanos tenemos el derecho de sentirnos tristes por muchos motivos, la tristeza es una estado absolutamente natural, pero no confundamos la tristeza “porque perdió nuestro equipo de football o porque se frustró un plan que teníamos, con un estado Depresivo.
A propôsito de “señales, pistas o mensajes” es imperativo que en los colegios, escuelas y en el hogar, los maestros y familiares aprendan a diferenciar las conductas de rebeldía, negativismo, enojo o malacrianza con un trasfondo Depresivo (berrinches en los niños), así como el aislamiento social y-o fracaso académico.
Intentemos aprender a analizar el transfondo de lo que un niño o adolescente dibuja o escribe y qué mensajes estará queriendo transmitir, que muchas veces es como un pedido de ayuda a nivel inconsciente.
Pongamos atención al contenido de la música que escuchan y hasta a lo que esconden debajo de su ropa cuando necesitan ocultar las agresiones físicas que ellos se autoinflingen, pues esta es una manera lenta de ir acabando con sus vidas.....
A lo largo de mi experiencia profesional, he escuchado muchos testimonios de cómo el dolor físico tapa (por lo menos momentáneamente) el dolor emocional profundo, pero además de que este tipo de “anestesia emocional” genera placer y se vuelve adictivo, nunca se sabe cuándo se va a salir de las manos.
Podemos y tenemos la obligación de llamarles la atención si nuestros hijos se sobrepasan con el alcohol, pero al mismo tiempo tenemos la obligación de buscar y analizar el por qué un muchacho (a) necesita embriagarse, pues será otra manera de anestesiar su dolor emocional?
No perdamos de vista ni neguemos el papel determinante de la Genética, las secuelas del Bulling, la Apatía y el desinterés hacia las cosas que usualmente podrían ser atractivas, la baja Autoestima, la dificultad de expresar emociones, los trastornos de sueño o alimentarios, las conductas de riesgo para sus vidas (incluyendo los riesgos sexuales) así como el comportamiento en grupo en donde los jóvenes aprovechan la des-individuación para probar retos y hacer lo que no harían estando solos.
Si bien es cierto que una serie de Netflix llamada “Trece razones por qué” (el título original en inglés: “Thirteen Reasons Why”) provocó muchas críticas porque se argumentaba que podía inducir a los adolescentes al suicidio, considero que todos los padres, madres, maestros, profesores y orientadores podrían aprender mucho de lo que nos ocultan nuestros adolescentes.
Fuente: Psicóloga Saray González