El bullying o acoso de cualquier tipo puede ser devastador para el bienestar y la vida de la víctima. El abuso físico es aún un problema en escuelas, y varios investigadores explican que sus consecuencias a largo plazo pueden ser incluso peores que el impacto inmediato -hasta el punto en que pueden cambiar la personalidad y el comportamiento de la víctima. Con la llegada de internet, el bullying cambió la modalidad, como la comunicación en general, a ciberbullying y mejoró sus capacidades: puede realizarse desde cualquier lado y el objetivo puede ni siquiera conocer a su acosador. De todas formas, aunque los métodos cambien el resultado es igual de grave, de hecho, frecuentemente es incluso peor que el acoso en persona.
Durante el día internacional de concientización sobre el ciberacoso –Stop Cyberbullying Day– y ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, hace un repaso sobre sus formas de ataque, los efectos en la vida real de la víctima, y por qué los padres, madres y cuidadores necesitan asegurarse de que sus hijos e hijas no sean el objetivo de estas prácticas, al tiempo de ayudarlos a promover una cultura de respeto por los demás.
El cyberbulling es la publicación electrónica de mensajes malintencionados sobre una persona, a menudo enviados anónimamente. Sin embargo, el ciberacoso puede tomar otras muchas formas y, como tal, implica el uso de tecnología moderna para acosar, maltratar y atacar a alguien.
“Las víctimas reciben mensajes, mensajes de texto, publicaciones o comentarios groseros en sus teléfonos/ redes sociales /PC, que los avergüenzan y los hacen sentir mal. Este abuso puede ocurrir casi todo el día, con la víctima encontrando poco alivio del comportamiento agresivo, odioso y rencoroso de su torturador. Sumado a eso, la forma de intimidación y su foco también puede variar y apuntar a la orientación sexual, la apariencia, la edad, la raza, el origen étnico, la religión, y más. En muchos países, el ciberacoso es un delito y sus autores pueden enfrentar varios años de cárcel”, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de investigación de ESET Latinoamérica.
El acoso online puede ser muy dañino, especialmente porque tiende a ser anónimo, y puede tener un gran alcance ya que los mensajes publicados online pueden ser leídos por cualquier persona. La persona atacada puede sentir que no hay escape, ya que puede sentir violadas su hogar y privacidad. Esto tiene un tremendo efecto en la psiquis de la víctima, el estrés y el estado emocional pueden afectar sus patrones de sueño, su humor, sus hábitos alimenticios, así como devenir en ansiedad y depresión, que puede tener, a su vez, consecuencias indeseadas. Considerando que frecuentemente los más pequeños son el objetivo del ciberacoso, la preocupación está muy justificada.
Los lugares para el acoso cibernético han evolucionado a lo largo de los años, y a medida que el ritmo de las innovaciones tecnológicas se acelera, permite espacios diferentes y variados para el acoso cibernético.
Los primeros casos de proto-cyberbullying, las llamadas por teléfono o mensajes de texto con mensajes malintencionados, evolucionaron en algo similar en las plataformas online de mensajería. El primer caso real de cyberbullying que llamó la atención ocurrió en 2007 en los Estados Unidos, cuando Megan Meier, de 13 años, se suicidó luego de que sus vecinos crearan un perfil falso en la plataforma MySpace para acosarla.
Así como se pasó de los mensajes de texto en el teléfono celular, a los mensajes online, también cambiaron las formas de acoso; ahora fotos y videos son usados para maltratar, erosionado los espacios personales seguros y la privacidad de cada uno. Flaming es otro método de intimidación en línea, donde los trolls (provocadores) discuten agresivamente con el objetivo final de lastimar a la otra persona. En Reddit, por ejemplo, estas personas a veces recorren todo el historial de las publicaciones de un usuario y tratan de discutir sus puntos menospreciándolos o atacándolos por lo que hayan publicado antes en subreddits específicos. El sexting (envío de contenido de naturaleza sexual), es otro modo que puede terminar siendo utilizado como chantaje o convertirse en pornografía infantil.
Por último, las redadas de odio son otra forma de acoso cibernético que a veces es difícil de rastrear, ya que puede utilizar bots para cometerlo. Estas son situaciones en las que varios usuarios se unen a un servidor de Discord o siguen a un streamer de Twitch, por ejemplo, y luego envían spam al chat con mensajes de odio, evitando que el streamer o los usuarios tengan discusiones normales.
“Desde tu lugar puedes trabajar con tus pares en la prevención para que nadie experimente situaciones de bullying. Es importante ser solidario y si sabes de alguien que haya pasado o esté pasando una situación similar, acompañarlo en el proceso de superación haciéndole saber que lamentas lo que le ocurrió e integrarlo para que se sienta acompañado. También, es clave guardar la evidencia, porque servirá para denunciar la agresión. Trabajar para evitar que el ciberbullying siga existiendo en nuestra comunidad es tarea de todos”, informó Gutiérrez Amaya de ESET Latinoamérica.
¿Qué se puede hacer? Desde ESET destacan que como lo demuestra el desarrollo de leyes dirigidas al acoso y la intimidación en línea, hay, y siempre debería haber, tolerancia cero para tal comportamiento. Además, los padres y madres deben ser más comprensivos y tratar de hablar más con sus hijos si notan algún signo de incomodidad o cambios en su comportamiento. Después de esto, deben tratar de reunir la mayor cantidad de evidencia posible e informar cualquier incidente de acoso cibernético a los administradores de la plataforma, los administradores de la escuela (si es necesario) y la policía. Además, considerar la ayuda médica profesional para las personas afectadas por el acoso cibernético, ya que puede tener efectos mentales duraderos.
ESET además invita a conocer Digipadres, su iniciativa alineada a safer kids online, que busca acompañar madres, padres, tutores y docentes en el cuidado de las infancias en Internet con el fin de generar conciencia acerca de riesgos y amenazas en el mundo digital. En este espacio se brindan materiales para el proceso de aprendizaje, diálogo y supervisión con el fin de facilitar los conocimientos necesarios para ayudar a los más pequeños en el uso de las nuevas tecnologías.