En Costa Rica, la prevalencia de obesidad es notablemente superior respecto a otras regiones del mundo y se ha incrementado en relación con la última Encuesta Nacional de Nutrición (2008-2009), por lo que su abordaje se hace prioritario con el fin de prevenir la incidencia y prevalencia de enfermedades cardiovasculares y metabólicas y así disminuir su impacto, tanto para la salud del individuo como en los costes implicados en su atención.

Así lo señala el Estudio Latino Americano de Nutrición y Salud (ELANS) luego de realizar un análisis del perfil antropométrico y prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población urbana de Costa Rica entre los 20 y 65 años agrupados por sexo.

 

Los resultados del Estudio realizado entre el 2014-2015 evidencian una prevalencia de exceso de peso (sobrepeso y obesidad) del 68,5 % en la población urbana costarricense, mayor en las mujeres que en los hombres (73,8 %), y en las personas mayores de 35 años (82,2 %). Además, el 70,3 % de la población presentó obesidad abdominal y el 46,8 % presentó una circunferencia de cuello aumentada.

La obesidad es una enfermedad caracterizada por la acumulación excesiva de grasa en proporciones perjudiciales para la salud, su origen es multicausal y en su desarrollo, además, interactúan diversos factores genéticos, dietéticos, ambientales y del estilo de vida. Abundante evidencia epidemiológica demuestra que la obesidad ha aumentado el riesgo de padecer síndrome metabólico, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial, desórdenes musculoesqueléticos, apnea obstructiva del sueño y esteatosis no alcohólica, entre otras enfermedades, señala el estudio.

 

Hallazgos relevantes:

Según el Índice de Masa Corporal (IMC), el 34,7 % de la población estudiada fue clasificada con sobrepeso; el 29,1 %, con obesidad y el 4,7 %, con obesidad mórbida, lo que implica que el 68,5 % presenta exceso de peso.

La prevalencia de exceso de peso fue significativamente más alta en las mujeres (73,8 %) que en hombres (63,0 %) y fue mayor conforme aumentó la edad de los participantes. Mientras que el 54,1 % de los participantes de 20 a 34 años presentaron exceso de peso, en el grupo de 35 a 49 años se identificó esta condición en el 78,6 % de la población, y asciende a 82,2 % en el grupo de 50 a 65 años.

Al evaluar la circunferencia de cintura, se encontró que el 70,3 % de la población estudiada presentó obesidad abdominal.  Cartago (79,3 %), Alajuela (73,2 %) y Puntarenas (72,0 %) fueron las regiones donde se encontró una mayor prevalencia de exceso de peso a partir de los tres indicadores analizados.

Agrega el estudio que, por el alto costo de la obesidad y su atención, además de las consecuencias para la salud pública y la calidad de vida de la persona, es necesario el establecimiento de intervenciones que integren los distintos factores, ambientales e individuales, que se relacionan con el fenómeno de la obesidad. Junto a esto, resulta crucial el entrenamiento de los profesionales de la salud dirigido a la prevención y al tratamiento de la obesidad y al control de las complicaciones de esta patología.

 

 

Es importante que estas intervenciones consideren el grado de obesidad y el costo-efectividad implicados en su atención.

Buenos hábitos de alimentación

Con la pandemia por SARS-CoV-2 ha quedado demostrado que una cantidad importante de las personas fallecidas y de las que han presentado mayor gravedad tenían obesidad y sobrepeso los cuales a su vez son factores de riesgo para otras enfermedades, como las cardiovasculares, cáncer, hipertensión y diabetes.

La doctora Jeannette Zúñiga vocera del Colegio de Profesionales en Nutrición (CPN), señala que la población tiene mucha oferta de productos poco o nada saludables y poco conocimiento sobre qué productos saludables adquirir, cómo prepararlos y que cantidad consumir.

Agrega la nutricionista que el problema de la obesidad es un asunto que está presente en todas las etapas de la vida y compete a todos. Si se habla de aprender a comer saludable desde la niñez ello involucra a los adultos encargados de preparar la comida de los menores.

Si desde niño se aprenden hábitos de alimentación saludable, como comer frutas, vegetales y tomar agua entre otros, cuando se llega a la edad adulta se tendrá menos predisposición a ciertas enfermedades que son potenciadas por la obesidad, señaló Zúñiga.

A criterio de la nutricionista muchas veces los adultos perciben la obesidad como algo estético y no como un asunto de salud. “El problema de la obesidad muchas veces se minimiza, la persona piensa que bajar tres kilos es fácil o que un niño con sobrepeso se estira y adelgaza en la adolescencia, pero el problema no se soluciona por arte de magia, requiere de buenos hábitos de alimentación y mantenerlos en el tiempo”.