La radiación de los microondas no es peligrosa en las cantidades normales con las que estamos expuestos en nuestra vida diaria, como el uso de hornos microondas o los dispositivos de comunicación (como teléfonos móviles).
Existen dos tipos principales de radiación: radiación ionizante y no ionizante. Los microondas son un tipo de radiación no ionizante, lo que significa que no tienen suficiente energía para ionizar átomos o moléculas ni para alterar el ADN de las células, lo cual es la causa principal de daño celular en la radiación ionizante (como los rayos X o la radiación nuclear).
Sin embargo, si se expones a una cantidad extremadamente alta de microondas, como estar cerca de un dispositivo que emita radiación sin protección, podrías experimentar efectos como quemaduras o daños térmicos, ya que las microondas pueden calentar los tejidos. Esto es muy raro en los electrodomésticos o dispositivos de uso común, ya que están diseñados para mantener la radiación confinada.
En resumen, los microondas no son peligrosos en los niveles en los que los usamos comúnmente, pero como cualquier forma de energía, una exposición excesiva y sin control podría tener efectos dañinos.
