Cada 14 de septiembre, en la víspera de la celebración del Día de la Independencia, se festeja en la mayoría de los pueblos y ciudades de Costa Rica el tradicional desfile de faroles; una actividad impulsada por los centros educativos que promueve el fervor patrio en las comunidades, y llena de ilusión y felicidad a muchos estudiantes que logran lucir los faroles que han elaborado con sus propias manos.
En la actualidad, la tradición del desfile de faroles coincide con el recorrido de la Antorcha Centroamericana de Independencia, que viaja por diferentes puntos del país, como símbolo del fuego de la libertad que transcendió para la historia aquella noche de 1821, en las calles de Guatemala, y que conmemora la independencia de los países centroamericanos, respecto de España.
Sonia Gómez Vargas, historiadora del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, del Ministerio de Cultura y Juventud, explicó las razones por las que actualmente se celebra la víspera de la Independencia con un desfile de faroles.
Para poder entender esta celebración, es importante conocer el contexto en el que se firmó el Acta de Independencia, el 15 de septiembre de 1821:
Primero, mientras aquellos acontecimientos ocurrían en Guatemala, en Costa Rica no se sabía nada de lo que se estaba suscitando allá.
Segundo, para los inicios del siglo XIX no se contaba con electricidad y, por lo tanto, el alumbrado por la noche, tanto dentro, como fuera de las casas, era deficiente, por lo que, para alumbrarse por la noche en las calles, las personas tenían que portar antorchas o lámparas.
Tercero, tanto Costa Rica como el resto de los que hoy son países centroamericanos pertenecían a la Capitanía General de Guatemala, adscrita al Virreinato de la Nueva España.
Cuarto, aunque había ya muchos que buscaban la independencia de España, otros, se mantenían en favor de continuar con la estructura política y administrativa que se había tenido hasta entonces, como colonias de la corona española.
Quinto y último, en aquellos tiempos, la mujer no tenía protagonismo ni presencia política. A pesar de esto último, en Guatemala, la señora María Dolores Antonia de San Mateo Bedoya de Molina (1783-1835), más conocida como Dolores Bedoya, destacó como una de las protagonistas y prócer de la emancipación política de España en 1821.
Dolores Bedoya y su esposo Pedro Molina Mazariegos, quien luego llegó a ser jefe de Estado de Guatemala, formaban parte del movimiento independentista, y, como la describe el historiador Miguel Álvarez Arévalo, Bedoya “Era una mujer pequeña de altura, pero grande de carácter”. Así, con ese decidido y fuerte carácter que la distinguió, junto a otro independentista, Basilio Porras, el 14 de septiembre de 1821, salió a las calles de la ciudad de Guatemala, alumbrándose con antorchas, para reunir a vecinos y alentarlos para pedir la independencia a viva voz.
Estos actos continuaron al día siguiente, el 15 de septiembre, cuando a la cabeza de una buena cantidad de ciudadanos permanecieron en las afueras y en los lugares aledaños al Palacio Nacional de Guatemala, donde la nobleza estaba reunida para debatir el tema de la independencia. Acompañada por los sonidos de la marimba y de la quema de pólvora, Dolores Bedoya pronunció un discurso a los ahí reunidos y, con los brazos en alto, pidió sus gritos y aclamaciones en favor de la independencia.
Se dice que esto impulsó la decisión de firmar el Acta de Independencia, ya que los que estaban dentro del Palacio Nacional, aun indecisos, escucharon sus ruidos y temieron ser atacados por el grupo. Después de la firma y en una sola voz todos gritaron: ¡Viva la Patria, viva la libertad! Para entonces, Dolores Bedoya contaba, casi, con 38 años de edad.
Desfile de faroles en Costa Rica. En Costa Rica, la tradición del desfile de faroles inició en 1953, cuando después de la Guerra Civil de 1948, se da una especial importancia al rescate de los valores patrios.
El profesor Víctor Manuel Ureña Arguedas (1912-1995), director provincial de escuelas de San José, organizó oficialmente, en 1953, el desfile de faroles y encomendó a maestros y profesores de las escuelas y colegios, realizar esta actividad todos los años, el 14 de septiembre, a las 6 p.m., con el objetivo de inculcar el espíritu cívico, empezando por la niñez.
Según las fuentes consultadas por la historiadora Gómez, este primer desfile, tuvo una grandísima participación de niños y niñas de las escuelas josefinas -acompañados de sus maestros, maestras, madres y padres-, quienes alzando artísticos faroles, desfilaron por las calles de San José, con lo que colmaron la capital de alegría y fervor cívico.
Posteriormente, debido a que las personas docentes son las encargadas de promover este desfile, se fue extendiendo a otras comunidades y ha continuado como una tradición viva y patriótica en la que participan, tanto las personas estudiantes como sus profesores, padres, madres y otros familiares, desde que se reúnen para elaborar el farol, como acompañando a los más jóvenes en el desfile por las calles de los pueblos costarricenses.
No obstante, es probable que muchos no conozcan los antecedentes de esta tradición, cuando, alumbrándose con antorchas y, probablemente, lámparas de querosén, a manera de faroles, Dolores Bedoya arengó a sus vecinos a pedir la independencia de España.
Este 2023, Costa Rica y sus países vecinos centroamericanos, celebran 202 años de vida independiente, momento oportuno para retomar esta valiosa tradición y mantenerla viva, junto al fervor patrio que nos hace ser costarricenses.