Atropellar a un peatón o a un ciclista, chocar en contra de otro vehículo, provocar muertes, lesiones incapacitantes, afrontarse a procesos penales y civiles, quedar con secuelas y cargos de conciencia para toda la vida, son algunas consecuencias potenciales de irrespetar la luz roja del semáforo vehicular o la señal de Alto.
Los semáforos funcionan como Altos de 10 pm a 5 am. Pese a todos estos riesgos, en el primer cuatrimestre del año, 944 conductores fueron sorprendidos “saltándose” la luz roja del semáforo, mientras que 95 irrespetaron la señal de Alto.
Afortunadamente para ellos, no provocaron una tragedia, pero se fueron con una sanción de ¢248.000 y acumularon 4 puntos en la licencia.
“Cuando algunos van con prisa, porque se levantaron tarde, porque no calcularon ni tomaron en cuenta los congestionamientos viales, quieren ganarse 2 segundos en el semáforo, pero en lo último que piensan es en las consecuencias de ello, tan graves como matar personas y terminar en la cárcel, con un cargo de conciencia de por vida.
Lo más irónico, es que 100 o 200 metros después los vemos haciendo fila en el siguiente semáforo, entonces, tampoco fue que el riesgo tuvo algún fruto es absurdo y censurable
desde todo punto de vista”, razonó Alexander Solano Quirós, Director de la Policía de Tránsito.
Para Solano, este tipo de conducta, donde priva el egoísmo, el sentirse especiales y que no deben hacer filas ni esperar como los demás, está íntimamente relacionada con las
prisas y, con ellas, con el abuso de la velocidad, que fue por primera vez, según registros desde el 2005, la principal causa de muerte en carretera al cabo de un año, en el 2022,
y que se consolida como la principal del 2023, con registros de 192 y 70 fatalidades, respectivamente.