RubenTop Feb 2022

Pareciera parte de una novela; sin embargo, es producto de una realidad ocurrida en el país. Atreverse una persona a realizar actos indebidos bajo el amparo de King Ocean Group Sociedad Anónima, en contra de un empresario que habría depositado su confianza en ellos; es lo que se pudo observar hace un par de años y pactado ahora en un proceso ordinario judicial.

Alrededor del año 2019 dicho empresario habría iniciado a importar vehículos desde Estados Unidos a Costa Rica, necesitando así servicio de transporte marítimo.

Todo hasta ese momento parecía ir de maravilla; recibiendo un par de servicios de manera muy asertiva; por parte de hasta ese entonces, sus proveedores de confianza.

Según la denuncia interpuesta, la camioneta fue vendida por un empleado de King Ocean valorada en 75.000 dólares.

Pero es que, ¿cómo pasar por alto el hecho de que se nos quite de las manos literalmente algo que nos ha costado tanto esfuerzo a lo largo de varios años?

Casi imposible, inclusive de asimilar. Nadie quisiera que eso le pase, en ningún tipo de circunstancia. Sin embargo, sí le ocurrió a Cameron Ben Kelts, empresario estadounidense.

"Me hace sentir frustrado y burlado, por estas personas que siempre me contactaron para todo menos para lo más importante".

 

SE VENDE

 

Esta mención viene luego de una larga pandemia por Covid 19, que provocó muchos atrasos a nivel mundial; no siendo la excepción la necesidad en su propio caso, de mantener un camión importado, en un almacén fiscal ubicado en Cartago.

Extendiéndose el tiempo, de la mano de una pandemia nunca antes pensada por muchas personas; pasaría al menos un año. Momento en el cual ya el empresario intentaría realizar su venta oficialmente.

Según Kelts, y la demanda penal y civil presentada, Oscar, empleado de Jong Ocean, utilizó su propia cuenta de Facebook.

Es aquí el momento en el que llegó esa cantidad de "agua fría" para el ya acostumbrado a realizar ventas similares con éxito.

La llegada de una tercera persona al tema, provocaría grandes cambios en esta historia. "Un aparente lobo con piel de oveja":

El empresario en cuestión confió plenamente en una persona que ya le había colaborado en varios trámites para agilizar ventas y convenios necesarios para el avance de varias importaciones, así como venta directa. 

Claro, como no, si necesitaba ganar su confianza para recibir un beneficio extraordinario a corto plazo.

Este supuesto corredor de ventas, resultó ser más astuto en su actuar en contra de una persona que ni siquiera pensaba que eso pudiera ser posible.

Según los registros estatales, el personal de King Ocean, Oscar, vendió el camión al señor Angulo Yadjra.

El señor falsificó firmas para hacer constar que sería el nuevo dueño. Acto que King Ocean Group S.A nunca informaría al dueño legítimo, vecino de Tailandia.

Muy fácil, actuar en contra de una persona, cuando no se encuentra presente y ni siquiera conoce a ciencia cierta lo que está ocurriendo a sus espaldas...

"Daños y perjuicios", una frase más que conocida en el ámbito legal, y en este caso, claramente una verdadera situación indignante, por la víctima de daño moral, económico y cualquiera que sea similar.

Esto es lo que argumentó el empresario que tuvo que viajar más de 30 horas, una decisión difícil de tomar; pero ante una consecuencia de peso, como última salida para tratar de recuperar lo que es suyo y se le arrebató sin ninguna piedad.

Aún así todo apuntando a estar perdido, se hacen los últimos esfuerzos, aumentando también los gastos adicionales que dicha operación amerita si desea buscar algún tipo de justicia en un futuro. Viaje, hospedaje, transporte, honorarios de abogados y demás dinero perdido perteneciente a él como lo que es, una víctima.

Como es posible que una compañía tan grande y establecida, no se cuestione cierto actuar de algunas personas. Simplemente ganas de llorar literalmente es lo que provoca.

La tercera persona de aparente confianza, ingresada al tema y ahora principal sospechoso de realizar un acto indebido; se habría salido con la suya sin inconvenientes algunos. 

Un éxito para uno, y muchas desdichas para otro...

El ofendido se lanzó a pedir en la denuncia judicial, se le indemnice, tanto por daño moral, perjuicio, daño material y costas.

Ahora una compañía que posiblemente tenga que pagar una cantidad millonaria al ofendido y tendrá que verse envuelta en temas judiciales de peso.

Nadie quiere que le fallen, y menos cuando se trata de una cantidad millonaria producto de un esfuerzo constante por la persona que adquiere sus bienes o activos para seguir creciendo.

Un final de este acontecimiento todavía parece no ver la luz; pero sí una conclusión que incita a las grandes compañías a tener más cuidado a la hora de otorgar facilidades a personas que parecen no estar aptas para tal fin. Antes de eso, verificar cierta información con los absolutos dueños de algún bien mueble o inmueble. 

"Pecar por descuido" ya no está de moda. Es hora de cambiar el pensamiento y mejor evitar problemas judiciales a futuro. Para nadie a nivel personal, ni para ninguna empresa es bonito ser parte de una problemática de esa índole.

Lectores, por favor que no les pase momentos negativos a causa de confiar en personas que al final podrían mostrar su verdadero rostro.