Si sumamos todos los residuos bioinfecciosos que se producen en nuestro país, entiéndase todos aquellos derivados de las actividades de atención médica y de la industria de la
belleza, cada mes podríamos llenar tres piscinas olímpicas. En peso constituyen cerca de 500 toneladas de desechos bioinfecciosos que mes a mes son tratados por empresas como MPD, compañía con más de 30 años de experiencia y que maneja métricas que permiten dimensionar la realidad del país.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los residuos bioinfecciosos pueden ser causantes de diferentes enfermedades, representando un riesgo para los trabajadores de la salud, así como para todos aquellos encargados de la disposición final de los mismos.
Además existen los riesgos ambientales asociados a la liberación de patógenos y contaminantes tóxicos que puede generar este tipo de residuos al ser mal gestionados,
ocasionando la posible biocontaminación del resto de los desechos ordinarios, así como de fuentes de agua u otros sitios.
“Entre un 10% y 25% de los desechos producto de las actividades de atención médica son materiales peligrosos por sus características infecciosas, tóxicas o radioactivas. Cada kilo de residuos infectocontagiosos tiene el potencial de biocontaminar más de 100 kilos de desechos sólidos municipales o residuos ordinarios, por ello su manejo es una actividad
fundamental en el ámbito de la bioseguridad, que debe realizarse de forma rigurosa para proteger la salud pública” comenta Adrián Castro, Director General de MPD.
El Ministerio de Salud, mediante el Decreto 30965- S y la Ley No. 8839, Ley para la Gestión Integral de Residuos, ha establecido que toda persona generadora de desechos tiene la
responsabilidad de estos hasta su adecuada disposición final y sanciona gravemente a quienes dispongan incorrectamente desechos peligrosos con multas de hasta 200 salarios
base a nivel civil, e incluso con cárcel a nivel penal.
“En Grupo MPD, este tipo de residuos previamente segregados y acopiados por nuestros clientes, son recolectados en vehículos especiales para posteriormente ser tratados en
nuestras plantas mediante trituración y esterilización en máquinas llamadas autoclaves, las cuales son equipos presurizados en donde los desechos son sometidos a una temperatura de 132 °C, la que permite esterilizarlos con una efectividad del 99,999999%. Este proceso “inactiva” los microorganismos presentes en los residuos antes de su disposición final, evitando que se biocontamine el ambiente o que vaya a perjudicar a la salud de las personas” indicó Castro.
Las “autoclaves" son una tecnología de esterilización de larga data, pues tiene más de 100 años de haber sido inventada, no obstante, continúan siendo el mecanismo más eficiente y costo efectivo para lograr ese grado de esterilización. MPD dispone de la capacidad de tratamiento más grande de Centroamérica, distribuida entre sus dos plantas ubicadas en Alajuela y San José, las cuales pueden procesar 3680 toneladas de residuos por mes, es decir, más de siete veces la generación nacional de residuos hospitalarios en Costa Rica.
Según datos de Grupo MPD, los materiales bioinfecciosos que más se generan en Costa Rica son los residuos no punzocortantes, que abarcan alrededor del 95%; los punzocortantes representan un 1% y el restante 4% corresponde a desechos infectocontagiosos de corte anatomopatológico tales como tejidos, órganos, placentas, etc.
En la composición promedio de los materiales inorgánicos procesados, el plástico corresponde a un 64,8%. Por los estándares de asepsia y bioseguridad hospitalaria, los
polímeros utilizados en esta industria se clasifican como de alta calidad; en su mayoría, corresponden a PVC, por lo que el siguiente paso en el que MPD trabaja es la recuperación y
transformación de los mismos, solución que esperan implementar en este 2024.