El Ministerio de Obras Públicas y Transportes comunicó que parquearse frente a la carnicería, pese a la línea amarilla, bajarse, comprar medio kilo de carne molida y unas chuletas para el almuerzo, regresar al carro, avanzar 125 metros, parquearse frente a la parada de autobús y comprar unas papas para el picadillo con carne, culantro coyote y zanahoria es el ideal de muchos conductores, sea que lo hacen o desearían hacerlo.
Cuando reciben una multa de ¢61.000 por estacionamiento indebido, a veces acompañado de decomiso de placas, afloran los insultos y las amenazas hacia los oficiales de Tránsito.
Lamentablemente, indica Oswaldo Miranda Víquez, director de la Policía de Tránsito, las personas quieren estacionar a su gusto, sin importarles nadie más, privilegiando su egoísmo y, tras de eso, se enojan con las autoridades.
Estacionar en ciclovía, en las aceras, en zona amarilla, a menos de 5 metros de rampas para personas con discapacidad, de hidrantes o de pasos peatonales; a menos de 10 metros de un cruce en zona urbana, en curva, en lo alto de una pendiente u obstruyendo cocheras, a veces de cuerpos de emergencia, es pan de cada día en carretera.
De hecho, según registros de la Policía de Tránsito, en el primer cuatrimestre del año se confeccionaron 7.194 multas por este tema, lo que representa una sanción cada
24 minutos.
El famoso “momentito” es otra excusa para estacionarse en la esquina, frente al hidrante. Y no, no es excusa para evitar una sanción, recalcó Miranda. El estacionamiento indebido afecta a las personas, al peatón que va por la acera y se debe tirar a la calle, al usuario de autobús que también debe abordar o desabordar la unidad en “media calle” y afecta,
evidentemente, la circulación vial.
Para el funcionario, es paradójico que muchos se quejen de los congestionamientos, pero los provocan estacionando donde no deben.