Para muchas personas el hogar y la familia son sus sitios seguros, pero para los patrones de violencia infantil se convierten en los ambientes más críticos para su ocurrencia. Según el Ministerio de Salud los niños de 10 a 14 años son los que presentan mayor grado de violencia infantil y este problema se viene agudizando en los últimos 15 años. En el 2019 se denunciaron más de 1.853 casos según el Ministerio Público y solo en 10 meses del 2020 se reportaron 980 casos en el Hospital Nacional de Niños.
Y la causa principal del abuso se da por la falta del manejo de la frustración y se realiza por impulso, ya sea por la red de cuido (familiares), en los centros de atención, hogares comunitarios o en las escuelas.
Los niños expuestos a violencia desde la edad temprana 3 o 4 años en adelante, pueden mostrar un comportamiento violento que se manifiesta con: crisis de enojo explosivo, agresión física, amenazas o intentos de hacer daño a los demás, amenazar con algún tipo de arma, incluso pueden tener comportamientos agresivos y actos crueles hacia los animales o destrucción intencionada de bienes.
Estos patrones de conducta se pueden erradicar si se identifica el problema a tiempo y es atendido por un especialista que ayude a modificar desde un abordaje psicodinámico (estudio del inconsciente) y en otros casos con modificación de conducta.
Según Manuel Guzmán, psicólogo de SERVISALUD “es necesario que al niño se le realice una valoración de su estado emocional para identificar cuáles son los factores que pueden estar originando el comportamiento violento y así estructurar un proceso de intervención psicológica desde un enfoque cognitivo conductual, además, se debe trabajar con la familia para fomentar el cambio”.
Entre algunas de las técnicas que se pueden emplear para disminuir la violencia hacia los niños están:
- Aprender a escucharlos: es parte importante de la comunicación, ya que ayuda al desarrollo de las habilidades sociales.
- Entrenar las emociones: aprender a controlar las emociones en el momento y en el futuro.
- Ser una persona empática: intentar comprender la realidad del niño.
- Establecer metas: establecer una meta claras puede establecer mejoras en el comportamiento.
Otro factor que ha agravado la violencia infantil son los casos reportados en centros educativos, este tipo de violencia se puede dar por acción, omisión, directa o indirecta ejercida por un miembro de la comunidad educativa.
O se puede presentar entre estudiantes con: agresión verbal, física, matonismo, acoso, hostigamiento, robo, daño a la propiedad, intimidación, amenazas, consumo de sustancias, uso de armas o involucramiento en pandillas. También, se manifiesta de docente a alumno con: agresión verbal, abuso emocional, acoso, hostigamiento sexual, amenazas o chantajes.
“La mayor parte del comportamiento violento se puede reducir, prevenir o eliminar si se reducen o eliminan los factores de riesgo. Es crucial evitar la exposición del niño a la violencia en el hogar y en los entornos donde se desenvuelve diariamente, este tema hay que abordarlo con urgencia para evitar comportamientos violentos en la edad adulta”, aseguró el doctor Guzmán, psicólogo de SERVISALUD.