La piel es el órgano encargado de proteger a nuestro cuerpo contra los microbios y las bacterias, por ello, cuando esta se rompe, independientemente del tamaño o tipo de la herida, debe haber un cuidado especial con el fin de evitar infecciones, enfermedades o, más específicamente, una resistencia antimicrobiana. Siendo esta última la principal preocupación de los especialistas.

De acuerdo con el Reporte de Higiene y Salud 2020-2021 realizado cada dos años por Essity, empresa líder en higiene y salud que rompe barreras por el bienestar, más del 70% de las bacterias que causan infecciones relacionadas con la atención médica son resistentes, a por lo menos, uno de los fármacos más comúnmente utilizados para tratarlas. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antimicrobianos es el fenómeno consecuencia de la capacidad de ciertos microorganismos, tales como bacterias y virus, de neutralizar el efecto de los medicamentos, como los antibióticos. Ésta surge por la mutación del microorganismo o por la adquisición del gen de resistencia. 

Además, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), se estima que a menos que se tomen medidas, el volumen de muertes causadas por bacterias resistentes podría aumentar a 10 millones de vidas cada año para 2050, con un coste acumulado para la producción económica mundial de 100 billones de dólares.

Ante este contexto, la división de Soluciones Médicas de Essity, con su marca Cutimed, participó el Simposio Nacional e Internacional de Heridas y Ostomía, en el cual brindó a médicos y especialistas, una guía de Prácticas Clínicas sobre el Manejo de Infección y Resistencia Bacteriana en Heridas, la cual fue dirigida por Elaine Alboledo, enfermeria especialista e Dermatología y Quemaduras, Gerente Clínica para Essity Latam.

Dentro de las pautas que brindó la especialista, destacó la identificacion de factores de riesgo de desarrollo de infección. “El riesgo de infección de la herida está influenciado por las características del individuo (huésped), su herida y el entorno. Los factores que influyen en el desarrollo de la infección de la herida son sistémicos, multifactoriales y abarcan muchas variables”, expresa.

Los signos para identificar una infección pueden variar entre presencia de Eritema (enrojecimiento de la piel), calidez local, edema, exudado purulento, sangrado, ruptura o agrandamiento de heridas, dolor nuevo o creciente y aumento del mal olor.   

Para Alboledo, es fundamental que los médicos desarrollen una serie de guías que tanto el paciente, como el familiar o cuidador puedan:

∙Identificar los factores que pueden contribuir al desarrollo o prolongar la infección.

∙Establecer objetivos factibles de atención y opciones de tratamiento que sean aceptables para la persona y su cuidador familiar.

∙Desarrollar un plan integral de prevención y manejo de infecciones de heridas que sea coherente con las preferencias de la persona y los objetivos de la atención.   

Asimismo, durante el Simposio se determinaron algunos indicativos sobre la presencia de la resistencia antimicrobiana o una posible biopelícula. Estos van desde fracaso de tratamiento antibiótico apropiado, retraso de cicatrización, aumento de la humedad, eritema debajo de la piel, mala granulación hasta signos secundarios de infección.  

En caso de experimentar alguno de estos, Soluciones Médicas recomienda el acompañamiento de médicos especialistas y evitar la automedicación, no pedir antibióticos a médicos cuando no es necesario y seguir al pie de la letra las instrucciones de los tratamientos recetados. Si bien los antibióticos son uno de los logros más grandes de la humanidad, las personas deben mantener prácticas responsables alrededor de los tratamientos para que este logro se mantenga en el tiempo.